Publicado el 2 feb. 2023

¿Sabes que una instalación solar térmica puede ser rentable?

Cuando procedemos a realizar la instalación de paneles solares en casa, tanto si son térmicos como fotovoltaicos, debemos tener en cuenta la amortización. El desembolso inicial para las placas solares suele ser algo elevado. Por lo tanto, debemos asegurarnos de que dicha instalación se adapta a nuestras necesidades de energía. De lo contrario, no obtendremos rentabilidad térmica o fotovoltaica.
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¿Es rentable instalar energía solar térmica en casa?

La instalación de placas solares en casa nos permite reducir el consumo de electricidad. Debido al elevado precio que tiene la luz, y a la evolución al alza que experimenta, es posible obtener rentabilidad térmica o fotovoltaica con una pequeña instalación en nuestra vivienda. Cuando utilizamos los rayos del sol para obtener energía, estamos haciendo un gasto nulo**. ¿Y por qué? Pues porque la energía solar es gratuita e ilimitada. Esto significa que desaparecen los problemas de la escasez de recursos.

Este es el problema principal que observamos con los combustibles fósiles. Dado que la cantidad de los mismos en el planeta es cada vez menor, su precio no deja de elevarse. Además de ello, su extracción resulta altamente contaminante, y es una de las causas de la destrucción del planeta. Con la energía solar, tampoco se emiten gases tóxicos nocivos para la atmósfera ni se genera un daño al planeta. No solo las viviendas obtienen rentabilidad térmica o fotovoltaica, sino que el medio ambiente también sale ganando.

rentabilidad-termica

Fuente de la imagen: ©ContenidosClick.es

No obstante, y como decíamos al comienzo, para poner obtener rentabilidad térmica o fotovoltaica con una instalación, esta debe estar adaptada a nuestras necesidades. De este modo, antes de proceder con una instalación, es necesario saber nuestro consumo. Una vez que hayamos identificado nuestro gasto energético, verificaremos cuántos paneles necesitaremos para cubrir esa demanda.** Lo ideal para obtener rentabilidad térmica o fotovoltaica es que no haya excedentes de energía. Además, se recomienda adaptar los hábitos para aumentar la demanda en las horas diurnas.

La energía fotovoltaica es la más común en las instalaciones de las viviendas. Esto se debe a que es posible obtener energía incluso cuando los rayos de sol son menores. Así, no solo mejoramos la rentabilidad fotovoltaica, sino que amortizamos con mayor rapidez la instalación.

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Energía solar térmica: ¿rentabilidad para tu hogar?

En el caso de las instalaciones térmicas, debemos tener presente también otro aspecto. Si bien cuentan con un dispositivo de almacenaje para las horas de menos sol, estos colectores son menos eficaces que los de la energía solar fotovoltaica. La rentabilidad térmica y la fotovoltaica difieren entre sí. Las instalaciones solares térmicas utilizan colectores o placas solares térmicas. Gracias a ellos es posible almacenar energía que se emplea para la calefacción y el agua caliente sanitaria. Además, debido a su funcionamiento son especialmente rentables con sistemas como el suelo radiante.

La rentabilidad térmica varía también en función del tipo de colectores que tengamos. Estos se clasifican en baja, media y alta temperatura. Los de baja temperatura trabajan por debajo de los 65º; los de media entre los 100 y 300º, mientras que los de alta por encima de los 500º. Se cual sea el tipo que elijamos, en todos se obtiene una rentabilidad térmica. La energía solar es limpia y gratuita, por lo que no existe ningún gasto al hacer uso de ella. Sin embargo, sí debemos tener en cuenta que para hacer funcionar el sistema de apoyo adicional utilizaremos la corriente eléctrica tradicional, o quemaremos algún combustible fósil.

Las instalaciones realizadas en buenas condiciones pueden ayudarnos a reducir en gran parte el uso de dicha energía convencional. Toda la energía que podamos obtener de los rayos solares representa una disminución de las facturas de la luz. Para las condiciones climáticas que se dan en nuestro país, la rentabilidad térmica supondría un ahorro entre el 70%-80% en agua caliente sanitaria. En la calefacción tradicional un 15% y en el suelo radiante un 40%. Este último sistema funciona muy bien con la energía solar térmica, ya que trabaja también a bajas temperaturas. Además de esta rentabilidad térmica, la amortización se lleva a cabo con bastante rapidez.

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Y qué pasa con los paneles: ¿son rentables?

La energía solar térmica, así como la fotovoltaica, se aprovecha a través de la instalación de los paneles solares. En función del tipo de energía que estemos utilizando, estos van a variar en su forma, su tamaño y en los materiales utilizados. El principio que se utiliza es diferente. Por este motivo, el funcionamiento también difiere, así como la rentabilidad térmica o la fotovoltaica.

Si queremos disfrutar de dicha rentabilidad térmica debemos instalar placas solares. Pero, como ya hemos indicado, para poder conocer cuántos paneles debemos instalar, es imprescindible conocer antes cuál es nuestro consumo. Dentro de la energía solar fotovoltaica podemos diferenciar entre los paneles monocristalinos y los policristalinos. Aunque la eficiencia de los primeros es ligeramente más alta que la de los segundos, su instalación depende de la climatología de la zona.

De esta manera, para beneficiarnos de ellos, debemos instalar los monocristalinos en las zonas de clima frío, con tendencia a la niebla y a las tormentas. Estas placas absorben mejor la radiación, pero soportan en menor medida el sobrecalentamiento. Las policristalinas funcionan mejor en los climas cálidos, ya que absorben el calor con mayor rapidez. La energía solar térmica, por el contrario, distingue entre paneles de baja, media y alta temperatura. Además, diferenciamos entre los planos y los de tubos de vacío. Estos últimos garantizan una mayor rentabilidad térmica. Pero también son los que tienen un precio más elevado.

Los colectores de tubos de vacío son los adecuados para aquellas zonas en las que no hay demasiado sol. O también cuando los rayos solares no inciden de forma directa sobre los colectores. Sin embargo, este sistema es menos resistente a la presión del agua. Por lo tanto, la resistencia es mayor en los paneles térmicos planos.

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¿Por qué es importante analizar y tener en cuenta la amortización de una instalación solar?

Como ya hemos indicado, para poder obtener rentabilidad térmica o fotovoltaica, en función del sistema que tengamos instalado, debemos verificar primero nuestro consumo y la cantidad de paneles que necesitamos colocar.

Hay una relación directa entre la viabilidad de un proyecto y su amortización. Dentro de aquella debemos distinguir entre el aspecto técnico y el económico. En la viabilidad técnica, debemos analizar primeramente el espacio que tenemos disponible y la magnitud de la obra a realizar. Es importante que podamos optimizar todos los componentes de la instalación. De esta manera, obtendremos la máxima rentabilidad térmica.

Por otro lado, encontramos la rentabilidad de la instalación solar en sí misma. Es aquí donde entra en juego la amortización. Cuanto más utilicemos la instalación, mayor será la rentabilidad, y por tanto, más elevado será también el ahorro en el consumo.

Utilizando un ejemplo, vamos a entender mejor la amortización y la rentabilidad térmica. Imaginemos que disponemos en casa de calefacción por suelo radiante, que utilizamos en invierno, y que tenemos también una piscina para el verano. En la estación fría, la instalación solar térmica produce la energía para el agua caliente y la calefacción por suelo radiante. En verano, la energía calienta la piscina y también el agua de la vivienda.

Este tipo de instalación estaría en funcionamiento todo el año. En otras palabras, su uso sería elevado y la amortización se produciría de media entre los 5 y los 8 años desde la puesta en marcha. Es en este momento cuando lograríamos sacarle beneficios limpios a la instalación. En conclusión, es posible obtener rentabilidad térmica con este tipo de sistema de energía solar.

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¿Cómo se puede calcular el período de amortización de una instalación solar?

Continuando con lo que acabamos de exponer en el punto anterior, la rentabilidad térmica se calcula haciendo una valoración de la amortización de la instalación. Con este cálculo sencillo, podemos saber el tiempo que debe transcurrir para alcanzar el punto de equilibrio. Esto es, el momento en el que nuestra inversión se iguala con la cantidad que ahorramos.

Para poder realizar el cálculo, es necesario conocer cuál ha sido el coste total de la instalación. Y también cuáles han sido los beneficios o el ahorro que hemos logrado con las placas solares. Aquí vamos a tener en cuenta dos variables distintas. Primero, el precio bruto de la instalación. Esta varía según el tipo de energía solar y la variedad de placas elegida. Así como del número de paneles que haya que instalar.

**En el siguiente cuadro, se observa la evolución del precio medio de la electricidad en nuestro país.**Para conocer el precio del agua, deberemos consultar los recibos de nuestro suministro, ya que en principio es algo que gestiona cada municipio, bien directamente o a través de alguna compañía. Pero siempre siendo tarifas marcadas entre los dos organismos.

Evolución precios de la tarifa eléctrica y de agua en España
***Año******Electricidad (€/kWh)******Agua***
20140,124El coste del agua en España es muy variable dado que cada municipio tiene sus propios precios, en función del sistema de abastecimiento con el que cuente y la procedencia del agua en particular
20150,124
20160,881
20170,111
20180,145
*\*Nota: Datos de precios son orientativos (medias anuales).*

En segundo lugar, miraremos las subvenciones que hemos obtenido. En diferentes comunidades autónomas existen ayudas a disposición de la ciudadanía que reducen los costes considerablemente. También podemos obtener desgravaciones en el IBI. Con ellas, el tiempo de la amortización se reduce en gran medida, y así la rentabilidad térmica es mayor.

En la actualidad, el coste de la energía solar ha descendido considerablemente. Además de que su precio es menor, es menos variable que el de los combustibles fósiles. Por otra parte, y gracias a las nuevas normativas, se fomentará el autoconsumo y el uso de las energías renovables, ya que debemos cumplir con los estándares fijados por la Unión Europea.

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